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01 marzo 2010

Muy importante debes leerlo

TESTIGO
Escrito por: José Antonio Aybar F.
(aybarjo@gmail.com)

Merengue y Colombia

Extraña la actitud de merengueros y gente ligada a la música al darse a conocer la noticia de que las Fuerzas Revolucionarias de Colombia (FARC) grabaron un álbum de merengue, en el marco de una estrategia de mercadeo musical para mejorar su imagen y en la cual se invirtieron miles de dólares.

Y extraña porque ahora vemos a figuras del merengue dándose con una piedra en el pecho, como si aquí no se supiera que muchos de estos hicieron parte de su fortuna tocando en Colombia para gente ligada al narco. Algunos desconocían para quienes tocaban, otros se enteraron después y los más se hacían de la vista gorda, por aquello de que “ojos que no ven, corazón que no siente”. La hipocresía revela su rostro más vergonzoso en estos días. Y sí, es cierto, como dijo un reputado músico a la prensa, ningún artista tiene por qué saber quién lo contrata ni de dónde sale ese dinero. Es un trabajo como otro cualquiera. Entonces no entendemos por qué hay artistas, sobre todo merengueros, a los que las rodillas se le han puesto gelatinosas.

De los merengueros de incidencia en los años 80 no hay uno que no haya depositado en su cuenta dinero de procedencia dudosa. ¡No hay uno!

Anécdota

Las anécdotas de algunas figuras del merengue en amenizaciones de fiestas, bautizos, cumpleaños y bodas en ciudades colombianas como Barranquilla y Cali, crecen como la verdolaga.

Por ejemplo, se cuenta de un popular merenguero que vivía su mejor momento en los años 80 al lograr la pegada de un tema que se convirtió en un himno, tanto aquí como en Colombia. Eso le valió la contratación para la fiesta de 15 años de la hija de un famoso narco.

Este señor, que, por cierto, años más tarde cayó abatido por la milicia colombiana, pagó para que la orquesta tocara por tres horas. Casi al final de la misma el líder de la agrupación tuvo que interpretar el popula merengue cinco veces corrido. Cuando pensó terminada la fiesta, el líder del grupo se despidió, pero recibió la encomienda de que tenía que hacer el merengue una, dos, tres, cuatro veces más.

Ya cansado, el líder volvió a despedirse, pero un lugarteniente del jefe se le acercó y le dijo que le doblarían la paga y acto seguido el hombre marcó el un, dos, tres...

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