Amigos aquí me encuentro bailando mi criolla favorita. Si no salgo a divertirme me tendrán que llevar al 28.
Para poder casarme con el difunto José Antonio, tuve que besar a muchos sapitos y entonces encontrar a mi príncipe. Aclaro solamente lo bese. En mi tiempo nadie ofertaba su fruta, siempre se guardaba para aquel que nos llevaba al altar.
En estos días el pudor no se respeta y a cualquiera se le entrega nuestra parte intima.
Los padres de hoy, deberían ser como los de ayer, enseñar a sus hijos lo más noble y puro del ser humano para que estos no se dediquen a realizar negocios dudosos que los eduquen a negociar de forma seria.
A todos estos, de “apellidos ilustres” esta bueno que le pase. Faltan muchos más hijos de funcionarios y alguno que otro ligado al mundo artístico.
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