Detrás del Telón
Por: Iván
A MANERA DE CUÑA, UN COMENTARIO ABSTRACTO SOBRE NUESTRO ARTE
Cuando un organismo percibe (consciente o inconscientemente) que no se está capacitado para realizar alguna tarea en específico, los naturales instintos que genéticamente son comunes a toda la raza humana (aunque en algunos ejemplares de tendencias primitivas priman con mayor fuerza que en otros más cercanos al espíritu), detonan una silenciosa y tortuosa alarma, y de manera automática se cierran puertas y ventanas con un objetivo de autoprotección contra lo que sería un cambio.
Me refiero a dos polos en constante enfrentamiento: de un lado el que refleja la necesidad de seguridad y del otro el que se expresa como cierto amor a la aventura; o sea, el animal instinto de conservación que intenta frenar a su opuesto, la necesidad de explorar nuevos horizontes en búsqueda de mejoría.
Si el segundo predomina se llena de gloria la humanidad; cuando lo hace el primero se genera o al menos se explica la mediocridad, que tanto hace padecer a sus aberrantes cultores.
¿A qué o a quiénes me estaré refiriendo?
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